LA CAMPANA

   Nuestro tour ha iniciado en diferentes lugares de Managua, donde la gastronomía, es la base escensial de nuestro blog.


    Esta semana, hemos escogido un lugar apropiado para visitar.  Se trata de un rinconcito de Bello Horizonte, que ha abierto sus puertas al público no hace mucho en este año, a pesar que tenía bastante tiempo en construcción.  Se trata del Restaurante La Campana.  Al igual que es nuestra línea de trabajo, llegamos sin invitación ni previo aviso, para tener una objetividad de la atención y sobre todo de la buena cuchara.


     Hace un calor insoportable a la hora del almuerzo.  El lugar es abierto, debajo de un techo de paja, pero aún así recomendamos buscar las mesas en los alrededores, para que la frescura del viento aplaque el clima caluroso.  Hicimos varios ensayos en tres puntos del negocio.


     Una atenta señorita en la cima de la escalera de la entrada principal, os ofrece la bienvenida, y directamente le lleva a una mesa, ofreciendo los menús.  Escogimos cambiar por la poca ventilación, a pesar de más de un ventilador de techo.  Luego, un mesero -uniformado de verde- nos atiende faltando el aliento, preguntando lo que vamos a beber, sin esperar a que podamos hojear la lista.  Sin casi hablarnos se retiró, y regresó al poco rato preguntando lo mismo.



     Al solicitar información sobre lo que conformaba el menús ejecutivo, su rostro cambió y nos quito los menús de la mesa, mientras sin mirarnos, decía que había pescado, cerdo y res.  Una de mis compañeras, preguntó sobre si era todo el menú, y nuevamente, su tono de voz, impaciente y como si deberíamos saber de antemano la respuesta, nos respondió que el plato venía acompañado de arroz y papas.  Todos pedimos el menú ejecutivo.  Y aunque fui el único que solicitó la res, el mesero se alejo sin siquiera preguntarme mi gusto por el punto de asado.


    Al rato apareció otro señor mayor, vestido con el mismo uniforme, y nos solicitó sobre las bebidas. Cada uno pidió, desde un fruit punch, hasta un té frío.   El primer mesero, regresó un poco contrariado con nosotros, para aclararnos que si no le pedíamos las cosas a él, la orden no llegaría a nuestra mesa. Uno de mis compañeros le preguntó el por qué.  Su respuesta escueta fue que esa mesa era de él, y solo con su código podría incluirse cada cosa que pidiéramos.


    Sin embargo, otro mesero nos ayudó, y mientras aquel hablaba, nos sirvieron las bebidas. Algo le dijo aquel a éste. Todo fue muy extraño.


    Posteriormente, una de mis compañeras, con muy buen detalle - pues a eso llegábamos - observó que a cada cliente que llegaba, como nosotros, le entregaban un platito de tortillitas y pico de gallo y cebollas, además de una entrada de ensalada verde, en concepto de cortesía, muy a pesar que luego vimos que las mismas personas pidieron el plato ejecutivo.  Cuando terminamos de almorzar, le hicimos la observación al mesero "gruñon" y éste nos contestó como mirando a cada uno, si lo merecíamos, que efectivamente era así, y que había sido un error.


    Bien hasta aquí nuestro punto de vista sobre la calidad de la atención en el lugar, quien en una revista cinematografica, se publicitaba como un restaurante de excelente calidad en la comida, pero lamentablemente no hace referencia a la atención, y ya sabemos el por qué. Hay que considerar cada aspecto de un negocio para decidir si puede ser o no un lugar aceptable, y que se debe mejorar en lo futuro.


    Primero, habían muchos meseros sin hacer nada, y este salonero era como una hormiga loca, de aquí para allá atendiendo mesas hasta del otro lado del salón.  Y en varias ocasiones, que le hacíamos señas, eran otros meseros, quienes reaccionaban.


    Segundo, cada persona que visita el lugar, debe ser atendido en las mismas condiciones, sin observar ni su forma de vestir, ni su forma de hablar, o si llega a pedir un almuerzo ejecutivo o un plato de la carta.  La atención desde el inicio, es importante, para hacer sentir al cliente, apropiada y cómodamente en un lugar en que es bienvenido.  De lo contrario, dudo que alguien pueda regresar, y mucho menos recomendar el lugar.


   Y finalmente, un mesero que no se toma el tiempo para modular su tono de voz, y hacer amigable sus gestos y afabilidad en la conversación, solo proyectara interés en que el cliente consuma y se vaya rápido, siempre dejando la propina.  Esa fue la impresión que nos deja esta primera visita.


    Ahora, vamos a la comida.  Las porciones están aceptables.   Sin embargo, la carne de res, estaba deshabrida, sin sabor pero suave.  Hay que poner atención en estos detalles.  Hay sazonadores que no utilizan potasio que ayudan a que la carne brinde el sabor sin perder sus jugos naturales.  Si se cocinará sin sal, se le debe advertir al cliente para que sea quien tome la decisión, en lugar de que él o ella, vaya a colocarla en la mesa.  Pero definitivamente, no hubo ningún reemplazo a la sal, para que la carne presentará un gusto particular.


     El Pollo, estaba un poco seco, sin jugo, a pesar del laqueado en el asado. Sin embargo, estuvo más aceptable.  El arroz estaba a su punto, pero realmente inocuo como isla, sin que tuviera sentido su presencia en el conjunto del platillo.  Las papas amarillas, mezcla de aceite, bien criujentes algunas y poco tostadas, otras, nada parejo.


      Las bebidas, en la fina presentación de vasos cilíndricos, cuyo volumen es menos de las 6 onzas, sumando el hielo, simplemente se transforma en un pequeño complemento del almuerzo, algo así como la pequeña prueba para que luego venga la verdadera bebida, que jamás llegó, pues ese era el refresco del plato ejecutivo.


      Hay que destacar que en la parte de los postres, para quienes gustan de ellos, se defendieron bien, sobre todo los buñuelos, que aseguran se hacen en el momento. Pudimos constatar que es un exquisito dulce al paladar, ya que el sabor de la canela en la miel, y la textura, sin grumos ni basurilla, nos hacen darle un 100, en nota, y la recomendamos sin lugar a duda.


     Buenos, mis amigos y amigas, esperen pronto nuestras sugerencias gastronomicas, desde otro lugar de Managua, para que decidan salir con amigos, familiares y para fines amorosos.  Ah, antes que se me olvide, la campana, tiene tres televisores pantallas planas, no hay karaoke, ni tampoco ofertas en licores.


    El menú ejecutivo tiene un costo de 99 córdobas más el 15% de i.v.a.  Los refrescos de 20 a 25 córdobas.  No olvide que la propina es voluntaria y como consumidor tiene derecho a exigir buena atención, y no le de pena si no paga la propina.  Es la forma de ayudar al dueño del negocio a que se capacite al personal, para aumentar el flujo de visitantes a medida que la atención sea la adecuada para todos.  Hasta la próxima.

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